25 junio 2013

¿Son buenos los complementos vitamínicos?

Millones de personas en todo el mundo ingieren todos los dias sus vitaminas, en la creencia de que les permitirán disfrutar de una vida más saludable y larga.
 
¿Verdadero?
Falso.
Los complementos vitamínicos disfrutan de una aureola de vitalidad hábilmente potenciada por la industria. La palabra procede de “vita” (vida, en latín) y sugiere justamente eso: buena salud y  vitalidad. Pero la realidad es otra. La cuestión no es si la gente necesita vitaminas; la cuestión es qué cantidad, y si se puede obtener o no en la comida. Mientras que los expertos en nutrición argumentan que lo que la gente necesita es la dosis diaria recomendada, que se encuentra en una dieta saludable estándar, la industria insiste en que los alimentos no contienen suficientes vitaminas y se necesitan mayores cantidades.

Se estima que los norteamericanos están a la cabeza en lo que a consumo de vitaminas se refiere: un 56 ciento de los consultados en una encuesta de 2009 dijeron tomar vitaminas o suplementos para conseguir una dieta equilibrada. En Europa, los toma un 30 por ciento de la población, mientras que en España, uno de los países donde el consumo es más bajo, lo hace un 13 por ciento, de acuerdo con un estudio de Nielsen.

A pesar de la abundancia de pruebas científicasla mayoría de la gente no se da cuenta de que las 'megavitaminas' pueden ser perjudiciales.
 
¿Por qué? ¿Por qué no dan la señal de alarma las agencias reguladoras? 
La respuesta es predecible: dinero y política

¿Se salva alguna vitamina de la quema?
Sí: de los miles de suplementos en el mercado, podemos destacar estos cuatro: omega-3 para prevenir enfermedades del corazón; calcio y vitamina D para mujeres post menopáusicas; y ácido fólico durante el embarazo para prevenir defectos de nacimiento.

Pero lo mejor es el consumo responsable basado en alimentos integrales y biológicos de manera equilibrada. Las vitaminas producidas en laboratorios no se asimilan de la misma manera que las naturales. El exceso de vitamina puede producir un efecto rebote: el organismo la destruye dando como resultado una carencia de la misma.
 
Un exceso de ciertas vitaminas, como por ejemplo las del grupo B, aumenta las necesidades de las otras. Este exceso también puede interferir en las funciones de otras; así un exceso de vitamina A puede interferir en los efectos beneficiosos de la vitamina D”.

Así pues ante una carencia de vitaminas y antes de correr a comprar los complejos vitamínicos, sería interesante hacerse algunas preguntas: ¿Qué es lo que falta en mi dieta? ¿Qué estoy tomando que facilita la pérdida de vitaminas? ¿Qué hay en mi estilo de vida que necesita corregirse?