El mensaje dice así. “Van a sacrificar a 33 perros de una perrera por cierre, 15 de ellos son cachorros. Si quieres alguno llama a este número (número de teléfono) y pregunta por Mónica. Si no te interesa por lo menos pásalo. POR FAVOR. SON GRATIS”.
¿Conmovedor? Puede ser, pero los malditos 33 perros de Mónica no se pueden adoptar porque no existen y no han existido nunca. El mensaje de ayuda que se difunde por las redes es falso y se ha convertido en uno de los bulos más longevos de la historia. Si se rastrea la red, los perros se siguen intentando adoptar desde hace cinco años.
El ‘hoax’ o mentira viral se ha adaptado a los tiempos. Nació allá por 2007 como un correo electrónico, se pasó a los foros, al SMS, Facebook, Twitter y ahora vuelve a la carga por el Whatsapp. En sus diversas etapas, el mensaje ha mantenido las fotos, unos ‘collages’ de adorables cachorros que iban a perder la vida si no se reenviaba el mensaje. En 2008 ya escribió alguien que era falso. Y siguió. También en 2009, y siguió difundiéndose. Y en 2010, 2011, 2012 y 2013, pero sigue vivo. El resultado ha sido devastador. Una mentira de proporciones cósmicas. Sólo en Google, la búsqueda de “sacrificar 33 perros” arroja 706.000 resultados. Curiosamente, por “sacrificar 33 perros mentira” se obtienen 699.000 entradas que no son un obstáculo para que esta misma semana, el mensaje llegara tres veces al teléfono del que firma.
Resulta hasta cierto punto divertido comparar las diferentes versiones de la petición de ayuda. La perrera se ha cerrado en Tibidabo, en Alicante, en Salamanca, en Madrid… En Mérida, los responsables de la perrera tuvieron que desmentirlo en la prensa por la avalancha de llamadas. Aparecieron hasta en México y Colombia, donde se ofrecían varios números PIN de Blackberry y los que llamaban se encontraban con personas que lloraban desesperadas porque no podían apagar el teléfono por la enfermedad de un familiar, sin duda un bulo dentro del bulo.
No se sabe nada del dueño del teléfono español que aparece en el mensaje desde hace un lustro. Probablemente, si hubiera atendido todas las llamadas de gentes de corazón llamando para adoptar al cachorrito, habría muerto ya hace tiempo. Esta semana, el teléfono ha pasado por tres fases: primero estaba apagado, después saltaba el contestador de una tal Laura y el viernes encadenaba una serie de extraños pitidos hasta que se cortaba la llamada sin que la famosa Mónica hubiera respondido.
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