13 marzo 2010

Alerta por la caída de la población de gorriones


El gorrión común es el vertebrado más abundante de España, con más de 160 millones de individuos. Pero esta cifra, que debería suponer un salvoconducto para la supervivencia de la especie, está en un descenso continuo y alarmante. Según la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), sólo entre Madrid, Castilla y León y Valencia la pérdida supera los 400.000 ejemplares anuales.

Los expertos apuntan a la excesiva limpieza de las calles como una de las principales causas.

El Institut Català d?Ornitologia también ofrece cifras reveladoras sobre Barcelona. "la población ha descendido un 5% anual entre 2002 y 2008; de seguir así, se reduciría a la mitad en unos 20 años".

Son datos parciales, tanto por el número de regiones y localidades prospectadas como por la serie de años que abarca.
Si los estudios fueran más amplios, es posible que la caída reflejada fuera mayor, y nos encontráramos con situaciones similares a la de Londres, donde a la especie está a punto de declarársela en peligro de extinción, ya que desde 1970 ha perdido el 71% de sus efectivos
.
En el hábitat parecen estar claras las causas del descenso: cambios en el manejo de los huertos y la intensificación de los trabajos agrícolas; la escasa o nula roturación de tierras y el elevado uso de plaguicidas y herbicidas fulminan los principales alimentos de estas pequeñas aves, desde semillas y bulbos a insectos, vitales en el periodo de reproducción.
Las causas por las que la misma especie ve caer sus poblaciones en la ciudad son más variadas.
En Reino Unido, Alemania y la República Checa se han hecho numerosos estudios, y el resultado ofrece un abanico amplio de causas.
Una de ellas está relacionada con la excesiva limpieza de las calles, que limitan la disponibilidad de alimento.




Además, a esta reducción de migas, granos y otra biomasa culinaria se une la competencia de las palomas domésticas, más grandes y agresivas.
En Barcelona, Javier Quesada no descarta que la excesiva proliferación de una especie invasora, la cotorra argentina, también desplace a los pequeños gorriones.

A la limpieza de las calles se une el efecto de la contaminación de los vehículos, la escasez y merma de zonas verdes y arbolado para nidificar y buscar alimento, y las nuevas construcciones, menos propicias para instalar nidos en tejados y cornisas por ser más rectas.
Pero hay algo más. Juan Carlos del Moral señala que "los nidos de cualquier especie situados cerca de antenas de telefonía móvil dan unos índices escandalosamente bajos de productividad".

Es la misma conclusión a la que llegaron en el British Trust for Ornithology en el Reino Unido.
La contaminación electromagnética se añade así a la mezcla de amenazas que pueden ocasionar que el gorrión común deje de ser tan común.

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