13 enero 2010

El asteroide 2010 AL30 casi nos rozo




Hace unos días los científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) descubrieron un objeto extraño en las cercanías de la Tierra.
Tan cerca se encontraba, que en un primer momento se pensó que podría tratarse de algo construido por el hombre, como algún tanque de combustible descartado en alguna misión espacial o un satélite fuera de servicio. Sin embargo, observaciones posteriores determinaron que el ahora denominado 2010 AL30 no es otra cosa que un trozo de roca de unos 15 metros de largo.

La NASA, que cuenta con toda la tecnología necesaria para hacer un seguimiento y calcular la trayectoria de estos objetos, determino que a pesar de lo cerca que se encontaba no impactariá contra la Tierra.
En el momento de mayor aproximación, el AL30 paso a solo 128.750 kilómetros de distancia de nuestro planeta, la tercera parte de la que nos separa de la Luna.

Si bien un asteroide de ese tamaño no tiene el potencial de terminar con la vida sobre la Tierra (ni mucho menos), un impacto semejante tendría el poder equivalente a un buen puñado de bombas nucleares.

Si tuviésemos la mala suerte de que nos diese en -por ejemplo- el centro de Europa u otra zona igualmente poblada, las víctimas directas ascenderían a decenas o cientos de millones.
Esta vez salimos ilesos del encuentro, pero -como es lógico- no siempre tendremos tanta suerte.
Esto nos obliga a plantearnos seriamente la necesidad de construir de forma urgente un sistema de vigilancia espacial que sea realmente efectivo.
Por primera vez en millones de años la Tierra cuenta con la tecnología necesaria para desarrollar un sistema capaz de avistar rocas de ese tamaño a distancias considerables.

Sería lamentable que por falta de fondos o decisión política no lo hagamos, y recibamos un cascotazo cósmico que elimine en un segundo más vidas que todas las estúpidas guerras que hemos padecido a lo largo de la historia.
A las 13.26, del 13 de Enero hora de España, el bólido paso rozando el planeta y volvio a perderse en el espacio.
Despues de que el MIT emitiese el alerta, su imagen pudo ser captada por astrónomos italianos del Observatorio de Remanzacco.
La polémica sobre si era o no un asteroide tuvo lugar por que su período orbital es casi idéntico al de la Tierra.

Una vez que la NASA calculó su órbita, se supo que este objeto alcanza la órbita de Venus en su punto más cercano al Sol y casi la de Marte en su punto más lejano, atravesando la trayectoria que describe la Tierra en un ángulo muy pronunciado.
Se cree que cerca de dos millones de pedruscos como este deambulan por las cercanías de la Tierra, y que uno de este tamaño nos roza -sin que lo sepamos- una vez por semana.
Se supone que las rocas de menos de 25 metros de diámetro explotarían al entrar en contacto con la atmósfera, causando escasos daños materiales, pero parece poco razonable confiarse totalmente a la eficiencia de nuestra atmósfera como único escudo defensivo

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